Las luces navideñas que nos acercaron
| On 2024-11-28 A la familia Johnson siempre le había encantado la Navidad. Sus tradiciones eran sencillas: hornear galletas, cantar villancicos y reunirse alrededor de la chimenea con chocolate caliente. Pero este año, las cosas parecían diferentes. La vida los había estado llevando en todas direcciones. Papá trabajaba hasta tarde, mamá estaba haciendo un nuevo proyecto y los niños estaban más interesados en sus pantallas que en pasar tiempo juntos.
Una fría tarde de diciembre, cuando empezaban a caer los primeros copos de nieve de la temporada, mamá decidió que era hora de cambiar un poco las cosas. Rebuscó en el ático y sacó la caja polvorienta de luces y adornos navideños.
—¡Reunión familiar! —gritó, levantando una maraña de luces centelleantes.
Los niños gruñeron y papá enarcó una ceja. “Esta noche decoraremos la casa”, declaró. “Juntos”.
De mala gana, la familia se reunió en la sala de estar. La caja contenía recuerdos de Navidades pasadas: adornos hechos a mano, una estrella ligeramente torcida y tiras de luces que no se habían desenredado en años. A medida que comenzaron a ordenar los adornos, el estado de ánimo comenzó a cambiar.
Katie, la más pequeña, se rió mientras intentaba usar la cadena de luces como si fuera un collar. Su hermano mayor, Max, puso los ojos en blanco, pero pronto se encontró ayudando a papá a desenredar el desorden. Incluso mamá, que normalmente es tan organizada, no pudo evitar reírse cuando el gato decidió hacer una cama con la caja de adornos.
Cuando las luces ya estaban colgadas en el porche y el árbol brillaba en la esquina, había sucedido algo mágico. Los Johnson no solo estaban decorando una casa, sino que se estaban redescubriendo mutuamente.
Esa noche, se sentaron en la sala de estar, con el cálido resplandor del árbol llenando el espacio. Max dejó el teléfono, Katie se acurrucó con el gato y papá les contó historias sobre las Navidades de su infancia. Mamá los miró a todos con el corazón lleno.
«Esto», pensó, «es lo que significa la Navidad».
A partir de esa noche, los Johnson se dedicaron tiempo el uno al otro. Hornearon galletas juntos, Max le enseñó a Katie a jugar a su videojuego favorito e incluso papá se unió a una sesión de karaoke familiar. Las decoraciones habían sido la chispa, pero la verdadera magia estaba en los momentos que compartieron.
Años después, cuando Katie estaba abriendo su propia caja de adornos navideños para su primer apartamento, encontró la estrella torcida. Sonrió, recordando aquella noche nevada en la que las luces reunieron a su familia. La colocó con cuidado en la copa de su pequeño árbol, sintiendo la misma calidez y el mismo amor que habían llenado su hogar tantos años atrás.
Un recordatorio de vacaciones
La Navidad es más que luces y adornos: se trata de los momentos que creamos y las personas con las que los compartimos. Esta temporada, tómate un momento para reconectarte con tus seres queridos y redescubrir la magia de simplemente estar juntos. Porque, a veces, son las pequeñas cosas las que nos brindan más alegría.